lunes, 9 de mayo de 2011

Soñando ando

Así parece ser la mejor manera de andar. Mirando sueños en los ojos del mundo. Inspirando profundo, bañando mi aire de amor, exalando amor a todo aquel que respire mi mismo aire. Como dice la canción, echar "el alma al aire" y perderle el miedo al afuera. "Ama a tu prójimo como a ti mismo": empezemos intentando conquistarnos, amigarnos con nuestras luces y con nuestras sombras -las cuales son marcas para superar, no basura desechable-. Y una vez que te amigues, "que cambies la tristeza de verte, por la alegría de descubrirte" una sensación de paz te invadirá y las imagenes que veran tus ojos cambiarán rotundamente. Y la gente que aparecerá también será diferente. El cambio empieza y termina en nosotros, en cada uno.

martes, 5 de abril de 2011

Con los ojos cerrados

¿Alguna vez hicieron la prueba de caminar con los ojos cerrados durante más de 5 segundos?Por más que haya una recta despejada por delante, algo nos obliga a abrir los ojos. Inseguridad, miedo, desconfianza, necesidad de tener todo bajo control. Más o menos como en las relaciones vinculares.
Cuando hablan las almas, las imágenes del afuera sobran. Será por eso que cerramos los ojos cuando besamos de verdad, cuando unimos los cuerpos, cuando un suspiro nos da esa sensación de invensibles. 
Cerrar los ojos es un gesto de confianza plena, de no necesitar ver todo para confirmar lo que uno siente. Que bueno entonces, poder caminar de la mano con alguien que nos transmite las cosas desde el alma; andar con los ojos cerrados en una relación requiere mucho de las dos partes. Es dejarte caer sabiendo que incondicionalmente tu compañero/a va a sostenerte. Es en realidad la mejor forma de vivir una relación, sin "atrapar" a nadie, sin "atarlo", solo dejando que inconscientemente te vuelva a elegir cada día y sienta la dicha de compartir el camino con uno.
Hoy quiero cerrar los ojos, mientras les hablo, mientras escucho la música y confirmo esta teoría: No necesito verlos para generar este "puente indestructible" que nos encuentra cada noche. Hay algo que me dice que vamos caminando juntos, muchas voluntades, unidas por el solo hecho de hacer el bien y de amar la vida. Es increíble saber que esta opción altruista es la que predomina en las noches de la radio. Eso habla bien de todos nosotros. Que amamos nuestra vida, nuestro vinculo, sin necesidad de ver nada, más que esa luz que crece cada día en el fondo de "nuestro" corazón.
Y mientras escribo esto, suena en Románticos un dicho de William Shakespeare: El amor no mira con los ojos, sino con el alma.

lunes, 4 de abril de 2011

Que siento cuando hago Románticos por La 100.

Recién alguien me preguntaba que siento cuando hago el programa; si siento nervios, mariposas, cosquillas, etc. Fue un buen punto de partida para explorarlo:
Cuando hago el programa siendo dicha, felicidad, agradecimiento. Siempre digo que nadie mejor que Dios para pintar el presente y el futuro. Cuando uno imagina un futuro "ideal", no estamos ni cerca de lo que Él nos tiene preparado. Jamás había imaginado Románticos antes de su nacimiento. Cuando me dijeron de hacer el programa, ni yo podía imaginar lo que luego iba a suceder. Un espacio que empezó hace un poco más de 2 años y que día a día fue creciendo... y yo también, fui entendiendo que este era el mejor lugar para poder ayudar a los demás; Dios me había encontrado un lugar soñado, sin que yo lo sueñe. Las noches pasan, los sigo imaginando desde acá, sus situaciones, sus penas de amor, sus buenos momentos con romanticismo, sus buenas y malas... los imagino cada noche y sueño en este caso si, con decir justo las palabras que HOY estás necesitando. Las de aliento, las de amor, pero sobre todo, las del corazón. Gracias por estar del otro lado, siendo actores activos de mi sueño hecho realidad... ese que nunca había soñado, porque solo Dios imagina con tanta perfección los lugares que uno luego termina ocupando. Por eso les digo bendiciones cada final del día. Porque espero que ustedes también acupen muy pronto ese lugar que TODOS tenemos para realizarnos. Tenemos un camino perfecto para recorrer, lo único que tenés que poner en tu equipaje es la FE.

domingo, 3 de abril de 2011

Lluvia, domingo.

Desde arriba se ve una ciudad mojada. La lluvia toco todo lo que tenía en su camino. Hasta purifico la atmósfera muchas veces impregnada del smog de las máquinas y de las mentes. Hasta toco nuestras almas, nuestros estados emocionales. Creo que genera muchas cosas. En primer lugar esas ganas de ponernos melancólicos y dejarnos llevar por alguna canción, por algún recuerdo. En segundo lugar, esa idea primitiva de seguridad, de "estar en la cueva" para protegernos del agua. Me gusta la lluvia, aprendí a valorarla de grande. Siempre de chico lluvia significaba no puedo salir a jugar. Hoy lluvia significa, tendré que jugar con mis emociones, tendré que escuchar ese disco que hace mucho no escucho, tendré que ponerme a escribir algo. Estoy escuchando en este momento un disco de jazz que agarré al azar. Solo sé que suena un virtuoso piano. Y vuelvo a entender que la música decodifica corazones duros. La música genera un puente de conexión entre la oscuridad de un interior callado con la luz del afuera. Es liberador.
Son ideas que me vienen a la cabeza y yo sin tanta exigencia las dejo salir, porque no hay nada mejor que la libertad. Espero que estén pasando una buena noche de domingo, que hayan tenido un gran fin de semana. El mundo se ve iluminado desde donde yo escribo. Estoy alto, tan alto que mi casa se ve pequeña. Aquí no hace frío ni calor, no hay sensaciones físicas, todo es más profundo y figurativo. Aquí, donde escribo, mi alma vuela y juega por el aire como un delfín en el agua.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Encuentro con el otro

Tengo ganas de hablar de amor, de no perderlo de vista. Pretendo estar atento a esta fuerza invencible hasta el fin. Creo que es el amor el que vence siempre: a la mediocridad, a los miedos, a la rutina; no creo que halla rutina más hermosa y añorada que  la que está empapada de amor, de entendimiento, de respeto. Me sensibiliza el amor. Imagino y vivo mi propia historia de amor:
Es de noche. El verano esta terminando y los primeros fríos entran por la ventana abierta. Luz pastel que toca todo y le da otra vida a los objetos. Aire con incienso, música con pausas y reflexión, con almas libres. Felicidad volátil que se respira. Escena que despierta solo pensamientos placenteros, recuerdo de felicidades viejas, tal vez de la niñez, tal vez de todo aquello que nos hizo felices algún día. Dos siluetas vestidas a contraluz que se enfrentan fascinadas. Solo se miran. Cuatro ojos que se hacen el amor, se huelen, se sienten. Dejan que lo obvio llegue con el tiempo. No se tocan. Tienen el deseo que les hierve la sangre. Se sienten dueños del otro, de todo del otro, de toda su humanidad. Eso los excita más que nada; saber que él es de ella. Que ella es de el. La música entra en las mentes de estos dos que se siguen mirando con un deseo que ya se huele en el aire. El quiere entrar en ella, en su mente. Sabe que no hay mejor manera de hacerle el amor que entendiendo su alma. Los ojos de él ven mas allá de las retinas de ella. El puede leerla. Siente que puede: un alma liviana, llena de sueños, necesidad de amar, de que la amen. Afina su mirada, tratando de poner todo de sí en sus ojos enamorados color café. Ella también lo lee: otra alma que necesita ser abrazada por sus brazos delgados. Es increíble lo que sienten estos dos. Pueden sentir caricias desde unos ojos. Paz. Sienten paz. Sienten que el otro no esconde nada cuando mira. Los brazos están relajados. Lentamente empiezan a improvisar miradas llenas de lo que sienten, llenas de  amor, de deseo. El lentamente levanta su mano derecha y la apoya en la mejilla de su mujer que deja caer su cara suave y templada. Se sienten. El tacto empieza a ser protagonista. Ella se deja acariciar, porque siente que bajo sus caricias no hay miedos, todo es posible, todo lo malo se transforma en esperanza, los miedos son absorbidos y desintegrados por sus almas. Y las caricias continúan, sus partes más íntimas son tocadas con el calor más ardiente, placentero, el mundo se convierte en un lugar sólo visitado en ese estado, un lugar sólo para amantes del amor, solo para aquellos capaces de no cuestionarse donde han estado, sólo para aquellos capaces de entender que una vez visitado ese lugar ya nada será igual, porque las almas dejan parte de su esencia allí, y necesitan desde ese momento volar hacia ese lugar para siempre, porque cuando no vuelven a hacerlo se debilitan, pierden la energía que las hace invencibles, pierden ese magia que las hace únicas.


Se que solo tú

Tus pies, que forman surcos.
Tus lágrimas, que emanan pálidos gritos.
Tus voces, que retumban sordamente como una gota de rocío.
Tus pétalos, que emergen del anonimato abriendo sus alas tapiz.
Tus ojos, nublados cristales equidistantes, fieles como cada estrella.
Tus manos, gesto de pureza sobre un amanecer tardío.
Tu alma, abrigo de un ser enamorado en la tempestad.
Tus pechos, fortaleza impenetrable de tu conciencia azul.
Tus piernas, escaleras al camino de la vida.
Tus dedos, pequeños soldados unidos por un frío eterno.
Tus labios, puerta de tu aliento, mi abrigo.
Tu corazón, cofre que junta y reparte misterios.

Tú, una peregrinación de encantos.
Un sin fin sensaciones, sentimientos, recuerdos, sinsabores, alegrías, esperanzas, miedos
Y millones de algunos otros infinitos.

Tú, mirada que conversa, contempla, enamora, asiste, llora, ríe, sueña, imagina, fantasea, recorre, muerde, besa, huele.

Tú, que más: solo tú.
Que palabra no se sentiría pequeña
Para referirse a ti.
Que palabra tendrá la hidalguía de creerse la justa para describirte.



martes, 29 de marzo de 2011

Te siento sol...


Te siento sol, roca de fuego.
Espuma cobriza posada sobre un mar rojizo.
Horizonte de un alma distante y delgada.
Me siento viento, que socava tu parda cabellera,
Constelación estampada en tus pechos,
Fruto del árbol de tu vida (nuestra vida).
Te siento mar, decidida, espumante, imponente,
Que es abrazado por un río eterno, mis brazos.
Me siento dichoso, por tenerte a mi lado,
Anhelando un perenne beso de tus ojos encendidos,
Que iluminan el momento (nuestro momento).
Te siento noche, misteriosa y admirada.